Juventud divino tesoro. Como se sienten las hormonas ¨hinchando¨ activas en su cara de niño-hombre. El peinado neotribal urbano resumen de punk, mohicano y un poco de krishna intenta acentuar un genero en su rostro que sin las marcas del tiempo, aun conserva mucho de la androginia angelical. Después, las experiencias marcaran su ceño y delinearan sus ángulos ocultos por las mejillas que apenas conocen de la ley de gravitación, menos la de gravedad.
La palma manchada con pintura cual sangre roja invita y se muestra con gesto que recuerda al chico que busca demostrar su inocencia ante su madre. Mientras en ves de resortera en su bolsillo carga sus recién estrenados instrumentos de creación.
Pintada también la ropa no solo es de taller, las manchas se lleva como insignia de ¨joven talento¨ que no los conoce limites del canvas personalizando el uniforme local.
El chaleco vintage y los botines (suma de polainas y zapatilla) un aire de hombre formal le puede aportar a un insipiente estilo bohemio.
Rayas verticales dirán las vendedoras de multimarca que ¨alargan y adelgazan¨. En el negocio tradicional de la lana las líneas son clásicas de tiza, alfiler, ganster y en verano, Saint Tropez.
En el jean las rayas un poco más pop, vienen de un efecto bifaz. Las ultimas décadas del siglo XX están plenas de referentes de aquellas ideas ¨bi¨ que la generación ciber mezcla en juegos inter y trans. De suma de contrarios esta pleno el ¨personal style¨.
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