Los rasgos de la enfermedad como belleza fueron ¨la moda¨ durante la segunda década del siglo XX. La pieles empalidecidas y anémicas, profundas ojeras y los labios de un rojo veneno, marcaron el estilo ¨voluntaria de cruz roja¨ entre trincheras del cine mudo. Los rouge –lápiz de labios- de los 20, contenían una buena dosis de minio –plomo-. Toxico que se empleo en cosmética como pigmento que producía un lento envenenamiento y como síntoma, la palidez. En contraste Jorgelina nos recuerda a otros a los que el arte dio los mismos rasgos, aquellos ¨poetas malditos¨ Rimbaud o Verlaine de bohemia, hachís y absent.
No hay accesorios, ella lleva otras marcas, rapaditos!
¨Esquizo¨ en la ceja, inolvidable en The Wall y realidad como advertencia y estigma en las villas miseria.
¨Surreal¨ y solo de un lado de su rostro, un gran derrape en desequilibrio asimetrico. La huella de la barbera y la naturalidad de las hondas en una sola cabeza.
Si pudiéramos hablar de unas graficas minimal serian posiblemente las que están aquí presentes. La línea, raya duotono y la cuadricula simétrica y colorida del pop.
Muy del invierno, parecen salir de un interior lúdico contenidos por un cocoon urbano en negro y gris.
No hay adorno pero si riqueza de texturas. Abrigado corderito en la capucha, mórbido acolchado impermeable en sintético para el anorak y elástico rib de algodón en calzas de inspiración jodphurs -pantalones de montar-.
Una inquieta figura que roza el suelo en sus all star, preferirá lo cómodo y practico a lo rígido y formal. Con esta misma apariencia recorrerá todo el día y la noche, todos los espacios y lugares.
Y en que piensas Jorgelina mas alla de la angustia, que mientras reflexionas cual pensador inerte en pesado bronce, tus piernas huyen como ágil gacela?
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