Rodete alto con moña, melena, tirabuzones (rulos) y flequillo, toda una escultura de peinado en caoba, con brillo y textura sintética de pelo de Barbie. Pero es que es una Diva!... y de principios del siglo pasado, cuando el Art Noveau permitía que bajo la estética orgánica y fluida de la naturaleza, los nuevos habitantes de las urbes se adaptaran a su estrecha realidad sin perder el glamour de los grandes salones y jardines de su vida antes rural.
Poco espacio deja tanto volumen a un rostro que resalta por sus fuertes ángulos y formas definidas que sobresalen a la capa de impecable maquillaje de estilo tradicional.
Para hablar del estilo de Demetrio “trasnformadx” habría que ser experto en “costumme”, como definieron a los primeros estudios sobre trajes locales o de época que se adelantaron por encargo y se financiaron gracias a la opera. La opera resultado de la fusión de las artes para la naciente y rentable industria del entretenimiento del siglo XVII y XVIII.
Fue entre Florencia y Paris que circularon los maestros costureros que empleaban pequeñas muñecas a escala vestidas, como archivo-vitrina-catalogo que les permitía conservar sus investigaciones y “recreaciones” sobre la indumentaria de los siglos anteriores y de técnicas, avios, detalles de construcción y textiles que caracterizaban cada uno de los estilos por entonces, tan ligados a las condiciones del entorno y las leyes suntuarias.
Largos guantes negros visten las manos hasta los brazos que dibujan al aire gestos y ademanes que recrean tacto y glamour.
Simbólicamente y en evidente practicidad, las chicas del noveau llevaron las faldas como esta mas estrechas, sin enaguas, solo con rellenos o drapeados en la zona de la cadera. Dejando liberadas las piernas que ahora debían subir a los ascensores o de un salto al tranvía o el subte.
No soy experto pero este tipo de falda drapeada no se llevo con corsé sino con camisa como lo proponían las “chicas Gibson”.
Charles Gibson, ilustrador que llegaría a dirigir la revista LIFE en los 20s, popularizo la imagen de una mujer atlética y emancipada, prototipo de la joven americana de entonces, que impulso a muchas feministas a luchar por su derecho al voto.
Solo en salones y cabarets estas polleras estarían ser combinadas con corsé. Prenda fetiche, reflejo de opresión y sometimiento y de sensualidad y erotismo a la vez.
Demetrio Arias es cantante transformista.
Maquillaje: La BettyVestuario: Sastrería de Buenos Aires
Lo que más me gusta de mi cuerpo
La nariz.
Si algo trato de esconder y como
Mis dientes, con photoshop.
Casi siempre me pongo tal cosa....
Mi peluca roja preferida.
Nunca usuaria .... aunque me lo regalaran
Shorts deportivos sueltos.
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